martes, 27 de febrero de 2018

UNA DE FRASES

Los que me conocéis bien sabéis como me gustan las frases. Unir palabras con sentido para poder inspirar a los demás es una forma de arte, como puede ser pintar, escribir, o cantar. Un día después de haber completado mi sexta maratón de Sevilla, no se me ocurre mejor cita que la de mi amigo José Manuel Roás para abrir esta publicación: “El maratón es una alegoría de la vida. Importa la meta, pero también el camino. Hay momentos fáciles y difíciles, pero todos tienen su sentido.”

Leí una vez algo parecido a que la maratón es una carrera en la que se corren treinta kilómetros con las piernas, diez con la cabeza, dos con el corazón y 195 metros con los ojos llenos de lágrimas. Todas las maratones son especiales, pero en mi caso particular, siempre me quedo con la primera y con la última. De la primera hace seis años ya, así que os contaré algo de la última.

Decía Steve Jobs que “no se pueden conectar los puntos hacia adelante, sólo puedes hacerlo hacia atrás. Así que tenéis que confiar en que los puntos se conectarán alguna vez en el futuro”. Estos últimos meses han sido un poco particulares. En mi vida aparecían puntos cuyo sentido no lograba encontrar, y me empeñaba inútilmente en conectarlos. Poca motivación para entrenar, incluso alguna que otra inoportuna lesión y una baja inesperada de última hora del que iba a ser mi capitán en el equipo de la Maratón me dejaban una sensación extraña e incluso hacían aflorar algunas dudas en el horizonte. Sin embargo, una vez cruzada esa mágica meta, entiendo que en la maratón, en su preparación, como en la vida, tiene que haber momentos fáciles y difíciles, pero al final, todos tienen su sentido. Querido capitán, sé que ahora no entiendes por qué ha tenido que pasar esto en este preciso momento, pero ten paciencia, confía, y algún día podrás mirar hacia atrás encontrándole sentido. Confianza plena, y paciencia infinita, que dice un gran amigo mío.

Hace ahora justo un año que tuve la inmensa fortuna de conocer a una FAMILIA (sí, con mayúsculas) en la Feria del Corredor. La organización de la Zurich Maratón de Sevilla me cedía generosamente un stand para dar a conocer mi proyecto solidario #YoAdelantoTúDonas a favor de la Fundación Andrés Olivares. Muy cerquita, unos vecinos de categoría ocupaban el stand de los Carros de Fuego. Allí conocí a Vicky, una de las almas máter del proyecto y a otros de los que poco tiempo después iban a ser mis compañeros de carrera. Es difícil explicar con palabras quienes son Carros de Fuego, qué es lo que hacen. Invito a que os acerquéis a alguna de las carreras en las que participan y podáis comprobarlo en primera línea. Estos niños nos hacen el infinito favor de prestarnos su corazón a cambio de nuestras piernas y nos permiten conducir esos carros de fuego, de pasión, de ilusión, de felicidad y de amor por las calles de la vida. Me gusta decir (esta frase es mía) que una vez que corres con ellos, se te hace muy difícil volver a correr sin un carro…

Mi amigo Andrés Olivares dice que la vida es una sucesión de momentos que te erizan la piel. A modo de lista no exhaustiva, os cito algunos de los vividos ayer:

Coincidir en el aparcamiento con compañeros de equipo, a los que hacía tiempo que no veía. Llegar casi antes del amanecer al rocódromo junto al estadio y encontrarme con mis compañeros de aventura. Recibir el abrazo de los miembros del Team Mtb Josep Carreras Contra la Leucemia. Jordi, Fátima, Javier, que ayer corrían con Irene dando muestras de nuevo de su grandeza. Es todo un honor haberme cruzado en vuestro camino. Espero esa foto impaciente.  Entrar en el cajón de salida acompañando a Elena, con los nervios propios del momento. Pasar por debajo del arco de salida, disfrutando de uno de los momentos importantes del día. Sentir el calor de la gente en la calle, dejándose la garganta animando a los Carros de Fuego. Hablar y cantar con Elena mientras vamos devorando kilómetros.  Agarrar su mano cuando derrapamos en las curvas. Contar los kilómetros hacia atrás hasta llegar al campo del  Betis. Cantar el himno del Betis junto a ella cuando pasamos por delante del Benito Villamarín. Sentirte parte de un equipo a pesar de llevar sólo minutos de convivencia. Ver frases motivadoras en camisetas y carteles en momentos de debilidad. Encontrarme dos veces a mi inseparable Diego Escobedo cámara en mano.  Sentir cómo duelen tus músculos, pero preferir mil veces este dolor al del alma en el caso de no darlo todo. Contemplar la Giralda, la Plaza de España, la Alameda, la Catedral… de una forma que sólo puedes hacerlo una vez al año. Alejar a los pensamientos negativos de tu mente cuando aparecen en los momentos de debilidad. Ver a la omnipresente Vicky en infinitos puntos del recorrido sin alcanzar a comprender qué desarrollo lleva en la bicicleta. Sentir el frío en tu piel cuando se va la luz en el túnel del estadio. Pisar ese tartán mágico durante los metros finales que te llevarán a la línea de meta. Cruzar ese arco, consciente de que la maratón no finaliza aquí, sino que acaba de empezar. Aparecer en el objetivo de la cámara del gran Footing Pepito.

Anxo Pérez también tiene una frase con la que suelo comenzar la mayoría de las presentaciones que realizo. Dice que cuando alcanzamos el éxito no es el momento de pensar qué hemos hecho bien, sino de pensar a quién debemos dar las gracias.

Por eso, estas GRACIAS (también con mayúsculas, como la FAMILIA de antes) van especialmente dirigidas a Aldara, Casilda, Cristian, Daniela, Elena, Fernando, Héctor, Juanka, Julia, Luis Fernando, Manuel y Sofía, a esos capitanes, a sus padres, a sus hermanos, a sus familias, y al resto de todos los integrantes de Carros de Fuego por haber sido parte protagonista e imprescindible de esta historia.

Mención especial también a todos los equipos que posibilitaron la aventura de ayer, y especialmente al mío propio. Félix 1, el benjamín del equipo, que nos ha dado una lección a todos. Víctor y Félix 2, esos dos hermanos que han tirado de nosotros en los kilómetros finales, cuando más se complicaba la cosa. Javi, un auténtico crack, como persona, como ultra-atleta y como realizador, que ha inmortalizado los últimos metros de la carrera. No me canso de ver esas imágenes y no puedo dejar de emocionarme, por muchas veces que las vea. Y mención especial para mi tocayo Antonio, que aguantó hasta el final y supo anteponer el interés del equipo al suyo propio. Para todos nosotros eres un FINISHER (también con mayúsculas…) Y me quedo definitivamente sin palabras para hablar de la Princesa Elena (Ruy de nombre artístico), que me ha regalado cuatro horas de las más bonitas de mi vida…Muchísimas gracias, preciosa. Gracias especialmente también a Mari Ángeles, por haber sido una madre para todos nosotros.

Finalizo la publicación con otra frase. Me dijo una vez una voluntaria de la Fundación Andrés Olivares, otra de las grandes familias a las que tengo el orgullo y la fortuna de pertenecer, que cuando ayudas a los demás, recibes muchísimo más que lo que das. Hoy no sé si hemos habremos dado mucho, pero doy fe de que hemos recibido mucho más de lo que jamás alcancé a imaginar.

Gracias, y como decía Freddy Mercury, #ShowMustGoOn.









https://youtu.be/f6Qy7hK0Rpw